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NEGARSE

Negarse no significa siempre decir un NO a las cosas, negarse es a no disfrutar de aquellas pequeñas cosas que la vida te ofrece, negarse es no ver ni coger el amor a su debido tiempo, negarse es no estar lucido o no darse cuenta cuando inesperadamente aparece alguien que te gusta y viene dispuesto a cuidarte a amarte a adorarte. Negarse es aislarse, abandonarse a la búsqueda de un encuentro fortuito, negando lo verdadero. Si después de cerrar puertas vemos que esa sensación de aquellos abrazos eran puros, nos invadirá la melancolía, la nostalgia, la añoranza, la tristeza.

El comienzo de una nueva relación es duro, se ven enemigos donde no los hay, se ven amenazas, encantamientos, hechiceras. Viene la neurosis obsesiva, la paranoia donde solo se ven enemigos.

La mente traicionera nos juega malas pasadas después de experiencias nefastas, blindamos nuestro corazón, con la negación, una nebulosa ciega a nuestro instinto. La confusión, nos impide ver que la vida continua y debemos vivirla, no ignorar aquellas cosas que te sigue ofreciendo como si ya no tuviera nada importancia, ningún significado.

Después de que una vida truncada por el desánimo, la desesperanza. Sucederán dos cosas o bien se da paso a mucha gente o bien se presenta la clausura, por falta de vitalidad, con tendencias pesimistas.

Nos encontramos con personas mentales utilizando su inteligencia social aumentando su beneficio con su engaño suspicaz. Se presenta el típico vendedor con experiencias que muestra la traición, el dilema del prisionero. La idea es si una vez finalizado el entendimiento entre dos personas, continuar viviendo no significa estar al acecho, ni utilizar las teorías del juego, como si todo fuese en contra.

Comenzar los días ejecutando los mejores movimientos posibles teniendo en cuenta los movimientos de los demás es verdaderamente agotador. Aflorar la tenacidad, aprender a mostrar mascaras encantadora para despistar es deshonesto.

Se considera a todas las personas enemigos, activando la suspicacia, claro esta, para vencerlo siempre a través del engaño. Sin darse cuenta que tan sólo es una mala percepción cuya consecuencia es de una obnubilación del duelo de convivencias pasadas, relaciones dañinas que activan el arte de defensa y desconfianza ante el mundo.

Si dentro de una relación sentimental la agresividad arrasa no tiene por qué ser las demás iguales. Una vivencia es una experiencia para negarse aquello que no quieres, no negarse a disfrutar de una posible compañía que viene a mimarte. El consejo es intentar no mostraros amenazadores, que no salga lo peor como la desconfianza e incluso en muchos casos la agresividad esto es muy poco inteligente.

Lo mejor, intentar descubrir quiénes son los demás, no esforzarte en descubrir qué quiere de ti, qué persigue y al no saber que desea. La idea de seguir conociendo a esa nueva persona nos hace mostrar superioridad. Adelantando resultados sin dar una oportunidad por culpa de la niebla que invade la mente.

Los desconfiados se muestran débiles cuando no lo son, tratan de engañarte. La cura para estas personas es la de no dejarnos engañar, ser auténticos. Mostrarnos como realmente somos, sino, no verán ni por asomo que sólo habéis aparecido para dar cariño. Cuando quieran darse cuenta ya será tarde, habrán perdido como siempre se dice su tren. Estos momentos fortuitos no son las rebajas, si no encuentras una ganga en el almacén próximo tendrán otra. Pueden ser ocasiones verdaderas pero ya perdidas.